Un camino de culpa
Mildred estuvo considerando las distintas opciones por unos días. Ella no era rica, pero si reunía todas sus posesiones podría recaudar un monto decente. Luego de analizarlo, Mildred decidió que lo más justo sería darle toda su herencia a su querido nieto.
Al pensar en todo lo que había sucedido en los últimos años, la triste mujer confirmó que sus hijos no merecían nada de todos modos. Mildred se preguntó dónde habían estado sus familiares durante todo ese tiempo. Él único que se había mantenido a su lado era su dulce nieto, Thomas. Su nieto merecía su ayuda más que nadie.